«Los reconocimientos hacia la figura de Juan Goytisolo irán en aumento. Tiene toda la categoría de un clásico». Una afirmación en la que coincidieron tanto Mercedes Monmany como el editor Joan Tarrida ayer en una rueda de prensa previa a la mesa redonda en la que ambos participaron en la Feria del Libro de Valladolid para recordar la figura del escritor e intelectual fallecido hace justo hoy un año en Marrakech y a la que se ha incorporado como moderador su amigo, el poeta Diego Doncel.
Tanto Monmany como Tarrida mostraron su admiración por el escritor. La crítica literaria destacó su papel como intelectual que se relacionaba con los mejores de su época. «Era un intelectual incorruptible y es uno de los autores que han llevado al español a sus más altas cumbres», dijo. Asimismo destacó su «saludable heterodoxia». «Durante toda su trayectoria ha sabido mantener un equilibro entre la erudición y la agudeza crítica, todo ello desde un lenguaje deslumbrante», aseguró.
Por su parte, su editor Joan Tarrida (Galaxia Gutenberg) se centró en su autoexigencia y su gran interés por conocer de primera mano la realidad de la que hablaba en sus escritos. «Desde sus inicios, cuando escribe novelas de corte más realista siempre ha querido conocer la realidad de la que habla. Por mucho que le explicaran lo que ocurría, él quería verlo con sus propios ojos. Eso se ve en Campos de Níjar pero también cuando escribe de la guerra de Chechenia o de Sarajevo», apuntó.
«Viajaba constantemente», insistió Tarrida, lo que a su juicio le daba una categoría universal frente a los pequeños nacionalismos que consideraba «absurdos» en su pensamiento. «Él se sentía catalán, español y universal», añadió.
A esta condición de universal también se refirió Monmany. «Era nuestro intelectual de puertas para afuera en una España que era bastante triste», apuntó la crítica literaria. En este sentido, su editor, Joan Tarrida lamentó la tardanza en los reconocimientos de su figura. «Los primeros premios le llegaron del extranjero a mediados de los años ochenta y en España no gana algo importante hasta 2012 cuando recibe el Premio Nacional», criticó.
Otro de los aspectos que quisieron destacar en este aniversario de su fallecimiento era su gran sabiduría. «Era un hombre brillantísimo. Dominaba todas las épocas de la literatura, era un experto en los místicos, en tres religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo y musulmana), del Siglo de Oro, de la Segunda república…», señaló Monmany.
«Como editor sólo puedo decir que ha sido un lujo trabajar con él», concluyó Tarrida.