Ángel Cuesta Muñoz nos cuenta cómo conoció a Delibes

EN HOMENAJE A DELIBES

Toda la familia, en general, éramos y somos devotos de Miguel Delibes. De hecho, aficionamos a nuestros hijos a la lectura a base de que leyeran El Camino y Las ratas. De otra parte, la más ferviente admiradora de Delibes ha sido siempre Ángela, andaluza, profesora de Lengua en un colegio público y a la que siempre le han sonado mal los leísmos y laísmos. Con su admiración por Delibes y la aversión a los leísmos, decidió coger dos o tres de sus obras más conocidas y buscar y subrayar esos leísmos. Cuando hubo terminado, estuvo tentada de aprovechar la proximidad al escritor de unos amigos de Valladolid para poder entregarle en persona tan exhaustivo trabajo, pero por entonces conocimos que, al igual que algún otro año, Miguel Delibes firmaría libros en la Feria del Libro de Madrid. Creo que por esa época estaba reciente la publicación de El hereje y allá que nos fuimos dispuestos a hacer la cola que fuera necesaria con tal de poder charlar unos minutos con él y tenerlo frente a frente, amén de entregarle el fruto del trabajo de Ángela. Todo fue posible, hablamos con él, le mostramos nuestra admiración, nos firmó El Hereje y le explicamos el trabajo de Ángela. Él, de forma humilde, reconoció que sabía de la existencia de esos leísmos pero que nunca quiso suprimirlos de algunas de sus obras… “PORQUE ASÍ ES COMO HABLAN LAS PERSONAS DE MI TIERRA DE DONDE SACO LOS PERSONAJES”.

Nuestro fervor por la obra de Delibes nos llevó a bautizar a nuestra hija Ángela (desgraciada y prematuramente fallecida por un cáncer) con el sobrenombre de Mochuela, en homenaje a unos de los personajes de El camino. En todas sus pertenencias e incluso en los contactos del móvil mi hija fue siempre Mochu.

Años después, Ángela fundó un club de lectura y la primera obra que se leyó allí fue La parábola del naufrago. Siempre consideraremos que una de las injusticias más flagrantes que han cometido los académicos suecos es no haber concedido el Nobel a uno de los más insignes escritores del siglo XX.

Ángel Cuesta y Ángela Mª Cabanás

Pozuelo de Alarcón

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