Una antigua leyenda griega afirma que el soldado Estentor, participante en el sitio de Troya, era capaz de derribar las murallas de una ciudad con su voz descomunal. De hecho, confiaba tanto en su poder que retó al dios Hermes y compitió a voces con él. Pero perdió y terminó muriendo de melancolía. La RAE nos dice que “estentóreo” es un adjetivo que significa «Dicho de la voz o del acento: muy fuerte, ruidoso o retumbante”.