En 1756, el rey Luis XV de Francia envió al mariscal Richelieu a conquistar Menorca. Una noche, durante el asedio de la isla, Richelieu paseaba por las calles de Mahón, sintió hambre, entró en una fonda y pidió de comer. Era tarde y el mesonero le dijo que no podía prepararle nada porque su mujer ya estaba acostada, pero que le aviaría unas piltrafas de carne que habían sobrado de la cena. El hombre le presentó la comida acompañada de una salsa de huevo que Richelieu encontró sabrosísima; preguntó por la receta y enseguida decidió que, en lo sucesivo, aquella exquisitez se llamaría “mahonesa”. En español, aunque “mahonesa” es la forma más genuina del nombre de esta salsa, la más popular es “mayonesa” y la RAE la define como «Salsa que se hace batiendo aceite y huevo».