En “retórica”, la anáfora es un recurso basado en la repetición de palabras (por ejemplo, Verde que te quiero verde). Pero en “gramática”, la anáfora es un recurso que tiende a evitar la repetición de palabras.
Si yo digo:
En “retórica”, la anáfora es un recurso basado en la repetición de palabras; en “gramática”, tiende a evitarla.
Estoy haciendo un uso “gramatical” de la anáfora: mediante el uso de un sujeto elíptico sobreentendido y un pronombre (la), he evitado repetir las palabras ya utilizadas.
En “retórica”, la anáfora de un recurso basado en la repetición de palabras; en “gramática”, la anáfora [convertido en sujeto elíptico] tiende a evitar la repetición de palabras [sustituido por el pronombre “la”].
Pues bien. La Academia desaconseja que en estos casos echemos mano de términos como mismo o misma, con la intención de darles ese uso anafórico. La Academia aconseja utilizar para esto demostrativos, posesivos o pronombres.
En “retórica”, la anáfora es un recurso basado en la repetición de palabras; en “gramática”, tiende a evitar la misma.
En “retórica”, la anáfora es un recurso basado en la repetición de palabras; en “gramática”, tiende a evitarla.
¡Bonito refresco, la verdad!