Darío Villanueva nos cuenta cómo conoció a Delibes

No olvido el periplo que compartí con Miguel Delibes como conferenciantes al alimón por Holanda, del que él dejó testimonio en su libro de 1982 Dos viajes en automóvil: Suecia y Países Bajos. Ya nos conocíamos previamente, y yo era un empedernido lector suyo, pero entonces tuve la oportunidad de oro de convivir con el escritor durante varios días. Además de nuestras conferencias en las asociaciones hispánicas y universidades, tuvimos tiempo de almorzar en La Haya con el embajador de España Ramón Sedó y de visitar los pólders, que a Miguel, tan atento siempre a las cuestiones medioambientales, le interesaron mucho. El día que llegué en avión a Ámsterdam él ya estaba en el hotel. Había venido en coche con su hija y su yerno, de modo que llevaba al menos dos días fuera de casa. Era domingo y después de saludarnos me preguntó ansioso: ¿Ha ganado el Valladolid?



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