Nacido en Valladolid y diplomado en Relaciones Laborales, David Ramiro Rueda ha tenido siempre clara su vocación literaria. Con el bolígrafo entre los dedos o la pantalla del ordenador delante, ha construido relatos, novelas (Sombras en la Luna) y ha transitado por el teatro. Fundador del colectivo Los Perros del Coloquio, es uno de esos ‘talentos locales’ que os presentamos en este espacio y con el que presumimos de escritores vallisoletanos.
Foto: Sergio Lardiez
1. ¿Cuándo supiste que tu futuro se encontraba escribiendo delante del ordenador o de una página en blanco?
Que mi futuro sea esto es complicado porque es difícil lograrse una vida en esta profesión, pero yo me recuerdo desde niño con folios y bolígrafos escribiendo, así que algo hay de innato, supongo.
2. Ahora tienes en cartel una obra de teatro. En 2011 publicaste una novela, y también escribes para cine, relatos y hasta en publicaciones digitales. ¿Dónde te encuentras más cómodo, o dónde crees que tu voz es más reconocible?
Soy muy inquieto, me gusta buscar la comodidad desde el punto de vista de la inconformidad, saltar de un lado a otro, y aprender en todos los ámbitos, esto último es vital para mí. En cuanto a mi voz… Lo cierto es que me preocupa poco o nada que sea reconocible. Yo lo que quiero es crear, exteriorizar, gritar en forma de textos, y si llega a la gente mejor que mejor, ¡por supuesto! Pero no es mi prioridad ahora mismo.
3. En Píntame vienes a decir que todos pintamos algo en la vida. ¿Se pinta más o mejor desde la escritura?
En Píntame se habla más de una reflexión acerca de si pintamos algo en nuestras propias vidas y si somos capaces de tomar decisiones y de arriesgar cuando la respuesta es “no”. En mi caso, cada día tengo más claro que quiero pintar mi vida escribiendo.
4. ¿Has encontrado alguna particularidad a la hora de afrontar la escritura de una obra de teatro? Se me ocurre que quizá no está completamente terminada hasta que la lee alguien, sino hasta que el espectador la ha visto representada. ¿Es así?
Hay muchas diferencias entre la prosa y la dramaturgia. En teatro cada función es distinta, dependen mil factores a la hora de representar la obra: el público, los actores, el escenario, la energía del día… Todo influye, y función tras función se van adaptando los textos. Luego otra diferencia es que el espectador no se imagina, ve. Por eso es más rico que haya el diálogo estrictamente necesario y que todo lo que el actor pueda expresar con acciones y gestos, sea lo que ofrezca información. En cambio, en prosa, casi todo es explicativo, y el feedback del lector no es inmediato como sí lo es el del espectador, porque cada uno lee en su intimidad y no se contagia de la energía del resto el público, como ocurre en un teatro.
5. En tu primera novela, Sombras en la Luna recurriste a la autoedición. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes encuentras en esta fórmula a la hora de llegar a los lectores?
Fue una experiencia de la que no me arrepiento, pero que si volviera a hacer me lo plantearía de manera muy diferente. La ventaja es que se cumple un sueño; las desventajas son varias, pero la más destacable es que el que escribe es escritor, y a mí particularmente me incomoda bastante ser el librero y comercial de mi propio libro.
6. Eres uno de los fundadores del colectivo Los Perros del Coloquio de Valladolid. ¿Cómo evoluciona una experiencia como ésta? ¿Qué objetivos teníais cuando lanzasteis esta iniciativa?
Es muy interesante compartir experiencias con gente que tiene tus mismas inquietudes. Igual que quienes juegan al fútbol crean un equipo, nosotros creamos un colectivo de gente que escribe. Fue una experiencia muy enriquecedora, me llevo varios amigos y unas cuantas tardes de risas, que creo que era el objetivo real por lo que se fundó.
7. ¿En qué dirección veremos al David Ramiro Rueda escritor en un futuro cercano?
De momento trabajando mis textos con actores para teatro y cortometrajes, aunque no descarto una nueva novela o un libro de relatos cortos.