Apenas era una niña ilusionada en la lectura y en escribir versos. A quien yo llamaba abuelo, era conocedor de poetas, escritores y gentes de letras. A través de él y sus andanzas comencé a conocer a Miguel Delibes y a tener entre mis manos, cuentos y libros del autor. De esta manera, a una temprana edad, empecé a tener contacto con el novelista.