Yo no conocí a Delibes en persona, pero sí su alma a través de su obra. Lectora ávida desde niña, odiaba que me impusieran lecturas, pero reconozco mi ignorancia porque, aun siendo paisanos, no había leído nada de él, pecado imperdonable por cierto. En 2.º de BUP, la profesora de Literatura nos mandó leer La sombra del ciprés es alargada y, jurando en arameo por obligarme, me puse a ello, deseando hacer después un trabajo mordaz sobre el libro y la imposición. Craso error, don Miguel se guardaba un as en la manga y, tras la reticencia inicial, acabé leyendo toda su bibliografía. Por supuesto, no lo reconocí hasta años después, que con 15 años no iba a permitir que mi profesora ganase el pulso.