Soy arqueólogo. En 1989, con la compra de un avión ultraligero (ULM) inicie mis trabajos de arqueología aérea. Con Germán Delibes comencé a colaborar en algún yacimiento arqueológico. Miguel se enteró y quiso subir conmigo al avión ultraligero para sentir cómo ven los pájaros desde las alturas. Su hijo le desanimo, quizás con razón, y nunca voló en mi avión. De vez en cuando me regalaba algún cuento dedicado para mis hijos, que entonces eran pequeños.