Gustavo Martín Garzo y Jesús Capa conversaron ayer en la Feria del Libro de Valladolid sobre los paralelismos entre la pintura y la literatura. La última novela del escritor vallisoletano ‘ No hay amor en la muerte’, inspirada en ‘El sacrificio de Isaac’, de Rembrandt, sirvió para guiar este encuentro con el artista visual en el marco de la cita literaria que se desarrolla en la ciudad hasta el próximo domingo.
“Ambas disciplinas pertenecen a ese mundo del arte, ese mundo que hay más allá de lo meramente fáctico. Hablar de estas cosas es una reivindicación de la inutilidad”, reflexionaba Martín Garzo que, además, destacaba que en una sociedad basada en lo instrumental hay “tantas cosas en la vida que no sirven para nada…” Y se preguntaba: “¿Para qué sirve un atardecer, un beso, un bebé, un anciano, asistir a una exposición o a un concierto?” Cuestiones a las que respondía: “sin embargo, todo eso es en el fondo lo más importante de la vida”.
Por estas razones consideró que la reivindicación del arte es hoy más necesaria que nunca pues “vivimos en una sociedad que solamente valora lo instrumental o aquello que se puede traducir en una posesión y en un dominio”.
Centrándose ya en el libro ‘No hay amor en la muerte’ y en la obra que lo inspiró, un cuadro que aseguraba Martín Garzo que le conmovió desde que lo conoció y que, como en otras obras de arte o poemas, llevan a quienes las contemplan a preguntarse qué es y tratar de descubrir el secreto que esconden. “Si esos cuadros tienen el poder de dejarnos inmóviles ante ellos, es señal de que hay algo en ellas que te obligan a reflexionar”, citó Garzo.
Por su parte Jesús Capa destacaba que ‘No hay amor en la muerte’ relata la visión de Isaac de aquel suceso bíblico en el que iba a ser sacrificado por su padre, Abraham, por petición de Dios. “Gustavo va más allá y da voz a alguien que no la tenía. Me parece francamente importante. Y aunque la base sea ese sacrificio, el libro esconde una historia de amor, de muy distintos amores”, exponía.
“Esa historia inevitablemente me llevó a pensar, ¿qué pensaba Isaac? ¿qué pasó por su cabeza después, cuando regresó al poblado tras el sacrificio interrumpido en el último momento? La relación con su padre no podía ser la misma”, contaba Martín Garzo, lo que le llevó a pensar “que la forma más adecuada de relatarla era desde ese punto de vista del hijo que más tarde se convertirá en padre”. “Plantea el conflicto esencial entre el deber y el amor”, concluyó durante el encuentro Martín Garzo.