El tiempo entre costuras supuso el debut por todo lo alto de María Dueñas en la literatura pues superó la barrera de las ventas para convertirse en un fenómeno editorial, de ahí que la publicación de una nueva novela despierte una gran expectación. Ayer participó en la Feria del Libro de Valladolid en un encuentro que ha giró en torno a su última obra, Las hijas del capitán, que relata las vivencias de los españoles que durante las primeras décadas del siglo XX emigraron a América en busca de un futuro mejor.
Cambio de registro pero con sin perder el ‘estilo Dueñas’. Lejos de bloquearse con los éxitos de ventas, la escritora asegura que trata de mantener cada proyecto editorial independiente de su anterior obra. «Intento que no se dejen influir de lo que vino antes. Me vuelco en cada libro como si fuera le primero», indicó en una rueda de prensa previa al encuentro, donde compartió escenario con la periodista de Televisión Castilla y León Beatriz Hernández Bilbao.
En Las hijas del capitán narra las dificultades de miles de españoles que emigraron a América hace un siglo. En concreto, su obra se centra en los que fueron a buscarse la vida a Nueva York donde llegó a haber una colonia de 40.000 españoles en los años 30, cuando se ambienta la novela.
Dueñas cree que esas dificultades que vivieron entonces guardan cierto paralelismo con las olas de emigrantes que llegan ahora a Europa y a España. «Es gente que huye de su país, que no les ofrece ningún futuro y buscan una vida digna, que acude a deslomarse, a trabajar en lo que haga falta y son víctima de todo tipo de abusos», describió. «Ahora lo vemos y parece que no va con nosotros, sin darnos cuenta de que esos inmigrantes que recibimos ahora éramos nosotros hace no tantas décadas», criticó. De este modo, expresó también su interés en que su obra despierte conciencia de esta situación entre sus lectores.
Durante el encuentro con los medios de comunicación la escritora también se refirió al debate sobre si se dirige a un público femenino. «No me propongo llegar en exclusiva a las mujeres, pero como mujer me resulta fácil que mi sensibilidad conecte con la de muchas lectoras, pero no es excluyente con los hombres», indicó. De hecho, destacó que entre su público cuenta con muchos hombres «que no tienen prejuicios».
En todo caso, sí que reconoce que existe un sector masculino que no lee libros escritos por mujeres con visión femenina, lo que a su juicio «es injusto». «Me molesta esa etiqueta facilona de escritora para mujeres», añadió.