Es de sobra conocida la fascinación que la astronomía ejercía sobre los antiguos griegos. Cuando “el cielo” de sus amores no les era propicio e influía negativamente en su vida, se lamentaban de su mala (dis) estrella (aster). Con el tiempo, los romanos llamaron disastro a tal contingencia. Y en español tenemos el término “desastre” que la RAE nos dice que es una «desgracia grande, suceso infeliz y lamentable”, aunque nada imputable a las estrellas…