“Echar un vistazo” es una expresión que utilizamos muy a menudo. Y hay algo relacionado con ella que, también a menudo –demasiado a menudo–, no hacemos bien. Y no hablo de la “no hache” inicial, precisamente.
Me refiero a cuando sustituimos “el algo a lo que echamos ese vistazo” por un pronombre; y decimos (o escribimos):
Ha llegado la comanda. Voy a echarla un vistazo.
Se ha aprobado el programa definitivo. Ya lo echo yo un vistazo.
Quiero echarlas un vistazo antes de enviártelas.
Los echaré un vistazo en cuanto me los pases.
Al utilizar esta expresión no debemos olvidar que “el vistazo” es, de por sí, “lo que echamos”, complemento directo; y “el algo a lo que se lo echamos” es el complemento indirecto.
Pues bien, como ya sabemos, el pronombre que sustituye al complemento indirecto es “le”.
Ha llegado la comanda. Voy a echarle un vistazo.
Se ha aprobado el programa definitivo. Ya le echo yo un vistazo.
Quiero echarles un vistazo antes de enviártelas.
Les echaré un vistazo en cuanto me los pases.
Ahí lo dejo…