Hubo en el siglo XVIII, en Virginia (EEUU), un juez llamado Charles Lynch, que tenía por norma entregar a los inculpados a la multitud, antes del juicio, para que ésta los castigara sin proceso judicial. Esta mala forma de hacer del magistrado Lynch empezó a ser conocida, en su honor, como “linchar”, que para la RAE significa: «Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo».