Era un domingo de verano de hace unos cuantos años. Veraneaba en Sedano y cogí la bicicleta para ir a la misa del pueblo de Moradillo de Sedano. Dejé la bici apoyada en el moral que hay a la entrada y llegó D. Miguel quien, al verla, me preguntó: “¿Es Vd. aficionado al ciclismo?”. Le respondí que sí, me contestó que él también y añadió: “Veo que es bici de carrera. Mis hijos también son aficionados, incluso una carrera que organizan en Sedano, con ida y vuelta a Covanera, en la que participaban los juveniles de Burgos, la ganó mi hijo Juan”. Me lo contó muy orgulloso y, volviéndose hacia la iglesia, dijo: “Qué maravilla de pórtico, me gusta venir a misa a esta iglesia de San Esteban porque es una obra de arte”.