Un refresco para rayarse

Cuando le espetamos a alguien: “Me estás rayando/Me estás rallando”, ¿qué queremos decirle? ¿Que nos está volviendo locos o que nos está molestando de puro pesado que se está poniendo?

Y cuando aconsejamos a alguien: “No te rayes, tío/No te ralles, tío”, ¿queremos que no se vuelva majara o que deje de ser obsesivo con algo?

Me temo que unas veces lo uno y otras lo otro… Según quién y según cuándo.

En el Diccionario de la Real Academia, el verbo rayar tiene hasta diez significados distintos, de los cuales el único que podría servir a lo que nos ocupa es: “Enloquecer, volverse loco”.

Por su parte, para el DRAE, el verbo rallar responde a cuatro acepciones diferentes, de las cuales, en este momento, nos interesa especialmente una: “Molestar, fastidiar con importunidad y pesadez”.

Podría pensarse que, dependiendo del matiz que queramos dar a nuestra expresión, deberíamos poder escribir rayarse o rallarse.

Sin embargo, no es así. La Academia solo admite forma pronominal para rayar. Es decir, solo existe rayarse, no rallarse.

Por lo tanto:

Me estás rayando                   y no                 Me estás rallando

No te rayes, tío                       y no                 No te ralles, tío

Se me viene algo a la cabeza… Cuando aparecía una raya en la superficie de un disco de vinilo, el efecto que esto producía era que la aguja del tocadiscos se encasquillaba en el surco que la raya atravesaba y el fragmento de canción afectado se repetía una y otra vez… Y entonces decíamos que “el disco se había rayado”.

Quizás a los señores de la Academia se les vino lo mismo a la mente y por eso decidieron lo que decidieron…

 

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