Un emoticono es la representación de una expresión facial, que incluimos en nuestros mensajes electrónicos para indicar una “emoción”, un estado de ánimo, una circunstancia… En sus orígenes, los emoticonos se construían a partir de varios de los signos de puntuación que tenemos en el teclado del ordenador o el móvil.
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Con el tiempo, los emoticonos evolucionaron hasta materializarse en todo un repertorio de dibujitos, con valor simbólico e intuitivo, que los dispositivos electrónicos permiten que incorporemos a nuestros mensajes textuales.
Este nuevo tipo de emoticonos nos llegó desde Japón, donde se les llama “emojis” (aunque con otra grafía, claro); y, como era de esperar, el mundo occidental no ha tardado en hacer suya la denominación.
Pero, pero, pero… En el ámbito anglosajón, la “j” se pronuncia como nuestra “y”, así que la palabra inglesa emoji se lee [emoyi]. Sin embargo, en el universo hispanohablante la “j” se pronuncia “j”…
Por lo tanto, por ahora, con el referido emoticono podemos hacer tres cosas:
- Llamarlo emoji, leído [emoji]. En cursiva por ser un término no admitido aún por la RAE.
- Llamarlo emoyi, leído [emoyi]. En cursiva por idéntico motivo.
- Nombrarlo siempre en inglés, emoji leído [emoyi]. En cursiva por tratarse de un término extranjero.
Y por si el lío no se sostuviese por sí solo, va la Fundeu y elige emoji como “palabra española del año 2019”. Eso sí, escribiéndola y pronunciándola en inglés por todas partes emoji [emoyi]. ¡No hay quien lo entienda…!